Seguidores

jueves, 2 de junio de 2011

No te hablo de vivir, te hablo de sobrevivir.


¿Nunca te has ahogado en plena calle? ¿Nunca te has marchado y has deseado que a tu vuelta nadie te pregunte?
Hoy por hoy no creo en la imposibilidad de las cosas, supongo que porque conservo una esperanza para todo, una pequeña y reducida probabilidad que me deje pensar eso, que nada es imposible. Sin embargo lo es. ¿Cuántas veces ideamos empezar de cero? Demasiadas tal vez, y tal vez tantas que nada salió bien. Un día vives convencida de que después de tanto tiempo se te han acabado las palabras que escribir en este lugar, como vives convencida de otras muchas cosas, de que todo lo que termina no volverá a empezar nunca de nuevo, nunca. Te guste o no no existe el número cero, ni la nada, ni el perdón, no existe la amnesia para los sanos, no existe la evasión ni los mundos nuevos que surgen al aceptarse. Nada, no existe nada. Y te das cuenta de que aunque este lugar ya esté tan podrido como tú, no podrás crear otro porque acabarán por encontrarse. Dices entonces que, por primera vez en tu vida te rindes y te da la sensación de que lo único que haces es esbozar la mentira más grande que jamás hiciste, puede que porque en realidad no te has rendido o porque te rendiste ya hace mucho y a pesar de las dudas, la razón te dice que ha sido esto último lo que ha sucedido. Pero sinceramente ¿qué más da? ya no crees en nada y al final todo se resume a eso. Se te mueren las ganas, las risas, lo bien que lo hacías antes y en lo que te has quedado, en lo que se te quedó, lo que mejor se te daba, en lo que se te quedó todo y sientes pena por haber dejado tanto tiempo este lugar del que jamás podrás desprenderte por mucho que ya no creas que se pueda vivir de aire, tu seguirás luchando, por muy rendida que estés, por poco que tengas por lo que luchar...
Y al final ya no se trata de vivir del aire, ni siquiera de vivir. Yo te hablo de sobrevivir...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sonrisas.