Seguidores

viernes, 8 de julio de 2011

Pienso ser irracional y mucho menos predecible.


Después de un tiempo aprenderás que amar no significa apoyarse en otras personas, y que compañia no siempre significa sinceridad y que cuando menos te lo esperas te hacen sentir mal. Comenzarás a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas ni nada de eso... Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, como un adulto y no como un niño. Aceptarás que incluso las personas buenas pueden herirte alguna vez y a veces sólo a veces necesitarás perdonarlas. Aprenderás que hablar puede aliviar. Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla, y que tú también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida... Aprenderás que las verdaderas amistades continuan creciendo a pesar de las distancias y que no importa que es lo que tienes, sino a quién tienes en la vida, que los buenos amigos son la familia que nos permitimos elegir, desde pequeños. Descubrirás que muchas veces te tomas a la ligera a las personas que más te importan y no deberías de hacerlo. Aprenderás que la paciencia necesita mucha práctica y que no todo lo que reluce es oro, que las apariencias engañan y que de lo que te cuenten no te creas nada y de lo que veas creete la mitad. Madurar tiene más que ver con lo que has aprendido de las experiencias, que con los años vividos. Aprenderás que no importa en cuantos pedazos se partió tu corazón, el mundo no se detiene para que lo arregles. Sólo entonces, sabrás realmente lo que puedes soportar, que eres fuerte y que podrás ir mucho más lejos de lo que pensabas, cuando creías que no se podía más. Todo y tal como te puedes sentir en un momento,se encuentra en menos de lo que esperas.






Las últimas fotos tienen unas risas... Muchos animales... Detrás de una de las señales en las que me apoye para sacarme una foto había un nido de avispas. Ovejas que no se apartaban de nuestro camino, ciervos a los que no asustábamos y en vez de irse o quedarse dónde estaban venían hacia nosotros. Y lo mejor fue cuando me hizo la penúltima foto había un toro detrás de él, enorme, suelto, imaginaos mi grito y las carreras hacia el coche... Podéis reíros.